gastronomía y buena vida

3 de diciembre de 2014

No q No, un SI rotundo...

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Una crónica de @hugoalguacil para @eltriclinium:



En @eltriclinium nos gusta México. Visitar no hace mucho este país reafirmó lo que ya pensábamos de su extraordinaria cocina, que hasta entonces sólo habíamos probado en alguno de los muchos establecimientos mexicanos que hay en Madrid. La Mordida, La Taquería del Alamillo o La Morena forman parte de nuestros imprescindibles de la capital pero en esta ocasión decidimos visitar un local alejado del centro pero del que habíamos escuchado maravillas. El 'viaje' mereció la pena.
No q no es su nombre (Calle Bahía de Palma, 7), y aunque no sea un lugar grande concentra a la perfección el aroma de México. Está situado en el barrio de la Alameda de Osuna, muy cerca del aeropuerto de Barajas, lo que les ha permitido fidelizar una clientela que va desde personal de tierra a pilotos. Estar lejos del centro también tiene sus ventajas.











Tuvimos la fortuna de compartir mesa con dos amigas del blog, @MadridSeduce y @gastro_guru, además de contar con un guía excepcional, Luis Porras, propietario y perfecto conocedor de la cocina mexicana. Después de echar un vistazo a la carta y pedir una cerveza Sol bien fresquita nos pusimos en sus manos y la verdad es que el resultado no pudo ser más satisfactorio.











Comenzamos con unas quesadillas de huitlacoche y unos clásicos nachos con guacamole. No mentía Luis cuando indicó que el aguacate era abierto y mezclado justo antes de servir en la mesa. Esa frescura extrema se notaba tanto en el paladar como en la nariz. Maravilloso.










Con una segunda Sol sobre la mesa llegó el turno de los quesos. Bien presentados sobre una tabla de madera probamos el cholula con chile poblano y el bajío con flor de calabaza. Tres salsas iban de acompañamiento, sólo una de ellas picante, ideal para ir cogiendo temperatura.









Antes de preparar el siguiente plato, Luis se acercó para preguntar sobre nuestro gusto por el picante. Las enchiladas, realizadas con tortillas de maíz rellenas de pollo, podían ser suaves (con salsa de chile poblano) o fuertes, llamadas potosinas y bañadas en salsa roja. No era tan fiero el león como lo pintaban y creo que habrá amantes del picante que pensarán que a la receta le falta algo de chispa. El problema tendrá fácil solución, díganlo antes de elaborarlas y a buen seguro que en la cocina habrá una mano que sepa qué tecla tocar para satisfacer a los más valientes.









A continuación hizo su aparición el guiso mexicano que más gusta en El Triclinium, la cochinita pibil. Seguimos sin visitar un restaurante en el que no nos guste esta receta, y que siga así mucho tiempo. Como último plato antes de los postres degustamos el mole con pato confitado. Con el mole ocurre que o gusta o no gusta. Parece una obviedad pero no todos los sabores generan un amor y un rechazo tan acentuado. A mí sí que me gusta y he de decir que este era de nota.






El dulce, representado por una tarta de queso margarita con ralladura de lima y sal y flambeada con tequila y el helado de mascarpone con mango en almíbar y chile piquín, nos supo a gloria después de una cena tan contundente.













La cena no podía finalizar sin unos chupitos de tequila, acompañados en vez de por sal y limón por naranja y chile piquín, una combinación novedosa que aporta otro elemento diferenciador a un restaurante que merece más de una visita.






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